DR. MILTON H. ERICKSON
Como
padre de la hipnosis moderna, el Dr. Milton Erickson enseñó a maestros y alivió a sanadores. Atacado por la polio a
una edad joven Erickson experimentó con técnicas de auto-hipnosis para aliviar
su dolor y su parálisis. Después de graduarse de la escuela de medicina, se
especializó en hipnosis y se convirtió en uno de los más respetados – y
ciertamente uno de los más innovadores – psicoanalistas del siglo.
Aún
después de una segunda embolia lo confinó a una silla de ruedas, él continuó
sanando, enseñando, hablando y escribiendo.
“CONSTRUCTORES
DE UN MUNDO MEJOR”
No sabes todas
las cosas que puedes hacer. Usa la auto-hipnosis para explorar sabiendo que vas
a encontrar algo de lo que no tiene conocimiento todavía. La experiencia es la
única maestra. Todos tenemos tanto conocimiento del que no somos conscientes.
La mente inconsciente
es muy brillante. El inconsciente es mucho más listo, sensato y rápido.
Entiende mejor.
Estás dejando que tu
intelecto interfiera con tu aprendizaje. Y su inconsciente es tan inteligente a
la edad de cincuenta como lo era a la edad de seis meses. La mejor manera de
aprender, para usar el lenguaje vernáculo, es lograr sentirlo.
Tú sientes un poema, sientes una pintura, logras la
sensación de una estatua. Sentir es una palabra muy significativa. No sólo
sentimos con los dedos, sino con el corazón, con la mente. Tú sientes con los
aprendizajes del pasado. Sientes con las esperanzas para el futuro. Tú sientes
el presente.
El dibujo automático y la escritura automática
pueden ofrecer un método accesorio de acercamiento al inconsciente. En la
enseñanza, en la terapia, ten mucho cuidado en usar el humor, pues los
pacientes traen adentro suficiente pesar y ellos no quieren todo el dolor y la
pena. Es preferible que los lleves inmediatamente a un mejor estado de ánimo.
Actualmente, si tengo alguna duda sobre mi capacidad
para ver las cosas importantes, entro en trance.
Citas de ”La sabiduría de Milton H. Erickson” por
Ronald A. Havens.
Derecho de Autor 1985 por Irvington Publishers, Inc.
El
Dr. Milton H. Erickson
habla
sobre sus experimentos con la escritura (inspirada) automática
“Siempre
estaba observando. Les contaré la cosa más egoísta que una vez hice. Tenía 20
años, en el primer semestre de segundo año de la universidad, cuando solicité
un empleo en el periódico local, el “Daily Cardinal” en Wisconsin. Quería escribir editoriales. El editor, Porter
Butz, de buen humor me dijo que podía echarlas en su buzón todas las mañanas de
camino hacia la escuela. Tenía mucho que leer y estudia para llenar mis áridos
antecedentes de la granja en literatura, quería sacar mucho de la educación.
Tuve una idea de cómo proceder al recordar que, cuando era más joven, algunas
veces corregía los problemas de aritmética en mis sueños. Mi plan era estudiar
en la noche y después acostarme a las 10:30 p.m. y dormirme inmediatamente,
pero iba a poner mi despertador para que me despertara a la 1:00 a.m. Planeaba
despertar a esa hora y escribir el
editorial y colocar la máquina de escribir sobre las páginas para después
dormirme de nuevo. Cuando desperté a la mañana siguiente, me sorprendió ver un
material escrito a máquina debajo de mi máquina. No recordaba haberme levantado
a escribir. En cada oportunidad escribía los editoriales de esa manera.
A propósito no trataba
de leer los editoriales, pero conservaba una copia al carbón. Colocaba los
editoriales sin leer en el buzón del editor y todos los días buscaba en el
periódico para ver si encontraba uno escrito por mí, pero no pude. Al final de
la semana vi mis copias al carbón. Había tres editoriales y los tres habían
sido publicados, se trataban principalmente sobre la Universidad y su relación
con la comunidad. No reconocí mi propio trabajo cundo lo vi en una página
impresa. Necesité las copias al carbón para probármelo a mi mismo.
Me preguntaba si podía
escribir editoriales. No reconocía mis palabras en la página impresa, lo que me
indicaba que había más en mi cabeza de lo que me había dado cuenta”.
De “Sanando en la Hipnosis: Milton H. Erickson” derechos de autor 1983.
Ernest L. Rossi, Ph.D. Irvingtone Publishers, Inc., NYC, Citado con
Permiso.